En las noches de abril, cuando más fuerte es el invierno en el Chocó Andino, los jardines se convierten en el escenario de inusuales conciertos, el canto de sapos y ranas inundan el ambiente anunciando el aguacero; empieza con un simple croar y de a poco aumenta más y más hasta llegar al éxtasis, finalmente el sonido va cambiando y es sustituido por el caer de las gotas del cielo que a manera de aplauso entonan una nueva armonía y dan por terminado el concierto.
La lluvia se derrama, baña los campos genera la vida; en un ambiente como este, entre la meditación y el letargo, por la abertura de una ventana, de pronto, de un brinco hizo su genial aparición una de las artistas del recital.
Recordando los viejos cuentos pensé que aquella visitante podría ser una doncella convertida en rana; al averiguar su nombre vi que en efecto se trataba de un ser de fantasía.
A la sala de mi casa había llegado una “Anura Espadarana prosoblepon Centrolenidae” más conocida en el mundo artístico como “RANA DE CRISTAL”.
Este estupendo anfibio, de hábitos arborícolas nocturnos y de un llamativo color verde, debe su nombre a una peculiaridad de su vientre, liso y formado por una membrana blanca, en algunos individuos es totalmente transparente lo que permite ver sus órganos internos.
Le interesará saber al lector que las ranas junto con los sapos, salamandras y cecilias, (culebras ciegas) forman la familia de los anfibios; siendo el Ecuador uno de los cuatro países más biodiversos del mundo en cuanto a herpetofauna (anfibios y reptiles).
Los anfibios son un indicador de la conservación del medio ambiente, la tala indiscriminada y el uso de agroquímicos es la principal causa de su merma, la extinción de estos podría generar una debacle en el planeta, pues son los controladores de plagas e insectos que constituyen su dieta alimentaria.
El cantón Pedro Vicente Maldonado y en general el Chocó Andino, demarcado por las cuencas hídricas del Guayllabamba y el Caoní, es el hogar de la Rana de Cristal, si bien es un animal que resulta inofensivo y amigable con el hombre, está en riesgo de extinción por lo genial de su morfología.
No compres animales silvestres como mascota, más bien programa una excursión y ven a disfrutar del concierto de sapos y ranas en las noches de invierno; el Noroccidente te espera.
Por la defensa de los valores culturales y ambientales del Chocó Andino
Texto: Dr. Marcelo Villacis Molina
Fotografía: Patricio (Chino) Gonzales
2 Fotografía: Captura de pantalla revista National Geographic
10/05/2020
marcevillacismo@gmail.com
Comments